La mamada
Sin quererlo demasiado, te puse ante mi, con delicadeza. "No es nada más que un beso", dijo uno de los dos, y desabrochaste mi bragueta. Yo sólo podía mirar la sombra que intuía entre tus nalgas al bajarse tu pantalón un poco más de lo normal. Si no tuvieras que estar de rodillas podría ocupar mis manos en tocarte donde más te duela (el amor puede curar, dicen). No sé por qué, me sentí como si te disparara al fondo de la garganta, de donde salen los reproches (y los aullidos) más amargos. cuando todo acabó sentí que la pistola estaba en realidad entre mis dientes. "Ahora me toca a mí", dije, para tu sorpresa, y susurré en tu oído la palabra más pragmática del mundo.
"Reciprocidad"
No creí que fueras a llorar, el corazón que estaba roto era el mío.
2 hasta ahora:
realmente desgarrador (evitemos el chiste, q ya sé q mis frases suelen ser desacertadas...)
te has fijado en la hora 3.08 am...
abrazos elípticos desde casa
17 marzo, 2006 09:19
Hugo... a veces me asustas.
A esas horas deberías estar durmiendo, dicho sea de paso :P
un besitooooooo
:)
17 marzo, 2006 15:33
Tendrás que terminar tú el trabajo.
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